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miércoles, noviembre 05, 2008

Today Is A Brand New Day

Música del Día: Electric Light Orchestra - Twilight



Desaparece el crepúsculo y amanece un nuevo día.

¿Realmente son posibles unos nuevos Estados Unidos? Tendremos 4 años para comprobarlo.

Saludos desde OK Corral.

martes, julio 08, 2008

10 películas de 2008 que me muero de ganas de ver

(Nota: Empecé este artículo hace ya un tiempo. Esto quiere decir que algunas de las películas que están en la lista ya han sido estrenadas e incluso ya las he visto. No quería cambiar nada de la lista y "las 8 películas que más quiero ver de este año" por alguna razón no sonaba tan bien como el título original, así que he decidido dejarlo tal y como estaba y escribir lo que pensaba de aquellas dos películas antes de ir a verlas. Mil disculpas si alguien le desagrada este hecho).

Indiana Jones y el Reino de la Calavera de Cristal.

De qué va: Una vez más, el profesor Henry “Indiana” Jones Jr. (Harrison Ford) se embarca en una de sus aventuras en pos de legendarios artefactos perdidos. La Segunda Guerra Mundial y los nazis quedan ya muy lejos; en esta ocasión es el ejército soviético, comandado por la malvada Irina Spalko (Cate Blanchett) la que busca la mítica Calavera de Cristal de los mayas, que según la leyenda dara unpoder inimaginable al que la posea. Como siempre, no estará solo: Mutt Williams (Shia LaBeouf), un joven y conflictivo motero que puede ser –o no- el hijo de Indiana, y Marion Ravenwood (Karen Allen), uno de sus primeros amores, le acompañan en su búsqueda.
Excusas para verla: En serio, si tengo que responder a esta pregunta es que careces de infancia. Vuelve a este blog cuando tengas una de segunda mano.
Por qué va a molar: En cierta manera, esta respuesta es un sucedáneo de la anterior. Spielberg, Lucas y Ford volviendo a una de las sagas que los hicieron grandes. Todos ellos han prometido que va a ser la mejor de la saga, y aunque no sea más que promesas para aumentar el hype, queda la esperanza. El regreso de la AVENTURA con mayúsculas, un entretenimiento de primer grado. Y el regreso de Indiana, que es el mayor héroe de mi vida, el hombre que me hizo amar la literatura y la estética pulp y odiar a los nazis (especialmente en películas malas donde aparece Chita matándolos con una ametralladora… bueno, no divaguemos.). En realidad, me faltan dedos en las manos para contar las razones que tengo para ver esta película, aunque ahora solo me importan 12: los días que restan para que la estrenen. (N. del A.- o que quedaban cuando escribí este segmento).
Factores en contra: 20 años son muchos años, con lo que siempre queda la duda de si Ford o incluso Spielberg están demasiado viejunos para una nueva entrega de Indiana (desde Munich no concibo a Spielberg mas que haciendo películas ultradramáticas y ultratrascendentes). Además, uno de los encantos de la saga, que es su concepción artesanal de las escenas de acción se va un tanto al cuerno con la inclusión cantosa de CGI a puntapala. Infinitamente menos que la media actual, pero aún así, echamos de menos los entrañables animatronics de las anteriores entregas.
Trailer:



The Fall

De qué va: Década de 1920, Los Ángeles. En un pequeño hospital de las afueras, Alexandria (Catinca Untaru), una pequeña que está recuperándose de una caída de un caballo, traba amistad con Roy Walker (Lee Pace), un especialista de cine igualmente lisiado. Walker empezará a contarle una fantástica historia a Alexandria, en la que cinco héroes (el esclavo liberto, el experto en explosivos, el indio, el bandido enmascarado y Charles Darwin) se enfrentan entre maravillosas aventuras al malvado Gobernador Odioso (Daniel Caltagirone). Muy pronto, la línea que separa la ficción de la realidad se empezará a difuminar...
Excusas para verla: Básicamente, el trailer. La producen/ presentan/ avalan (escójase la opción preferida) David Fincher y Spike Jonze, lo cual es un indicio de calidad. Puede que “La Celda” no fuera la mejor de las películas, pero visualmente era espectacular. Y solo hay que ver el artwork de la película para darse cuenta de que esta TAMBIÉN lo va a ser... como mil veces más.
Por qué va a molar: Porque va a aser un retorno a la fantasía infantil en estado puro, donde héroes de punta en blanco se enfrentaban a malvados villanos, sin ninguna clase de vuelta de hoja (si, eso que Apu trató de hacer con ese truño infame que fue "La Joven del Agua" y no consiguió). Por la carga metaficticia que parece que va a tener, mezclando realidad y ficción, en un reflejo de nuestros deseos más profundos. Por lo inusual de su temática. Y porque cada vez que vuelvo a ver el trailer me sigue dejando suspirando de lo maravillosamente hermoso que es.
Factores en contra: ¿Se olvidará una vez más Tarsem Singh que, además de epatar al espectador con unas fastuosas e inolvidables imágenes, una película tiene que tener un guión?
Trailer:



Hellboy 2: The Golden Army

De qué va: Una vez más, el equipo de bichos raros e inadaptados de la Oficina para Investigación y Defensa Paranormal vuelve a la acción para salvar el mundo. Encabezada por Hellboy (Ron Perlman), que en está pasando tiempos difíciles en su relación con Liz Sherman (Selma Blair), la AIPD deberá enfrentarse a una nueva amenaza. Tras siglos de decadencia y presecución por parte del hombre, el mundo feérico ha decidido contraatacar. Encabezados por el Príncipe Nuada (Luke Gloss), elfos, hadas, rolls y demás criaturas del alba de los tiempos van a empezar una guerra contra el mundo del hombre. por si no fuera lo suficientemente grave, el Ejército Dorado, el arma más terrible en la historia, está en sus manos, dispuesta a ser usada... si Hellboy no lo impide.
Excusas para verla: Guillermo del Toro. Por si no fuera ésta una razón lo suficientemente GRANDE (vale, sí, chiste muy obvio, no volverá a ocurrir). tenemos otra razón en liza: su imaginación. Por lo general, ambas razones se contabilizarían como una, siendo la segunda parte indivisible de la primera, pero el caso de este mexicano de 43 años es especial, ya que es posiblemente uno de los pocos autores cinematográficos cuyos desvaríos e idas de olla puedan cuantificarse como entidad aparte.
¿Quieren más? Muy bien. Selma Blair... enfins. Lo sé. Necesito una novia.
Por qué va a molar: Molará porque Del Toro, que no se caracteriza precisamente por su mesura y su conservadurismo a la hora de concebir historias, va a estar completamente desatado. Viendo el artwork y el metraje del trailer, parece dar la impresión de que toda su carrera ha ido evolucionando profesional y visualmente para poder hacer esta película. Acción de muchos octanos, historia atrayente, gran diseño de producción (el Ángel de la Muerte es una de esas imágenes capaces de quitar el hipo), ausencia de engorrosas y tediosas presentaciones... esta película va a ser un must-win asegurado para este verano. Ojalá el resto del mundo lo vea como yo.
Factores en contra: Curiosamente, de todas las películas de la lista, esta es la única de la cual no se me ha ocurrido absolutamente nada que pueda redundar en su contra. Lo cual en sí ya es un hecho bastante prometedor.
Trailer:



Wall-E

De qué va: Tras siglos de abuso y contaminación, la raza humana ha dejado la Tierra en pos de las estrellas, dejando en su lugar un batallón de robots limpiadores para arreglar el desastre que el hombre ha provocado sobre el planeta azul. Por un fallo de funcionamiento, sólo uno de ellos se activa. Así, el pequeño Wall-E pasa los siguientes 700 años limpiando él solo el vertedero en el que se ha convertido la Tierra. Pero cuando, por casualidad, encuentra una forma de vida que ha crecido en la basura, y con ello provoca la vuelta a la Tierra de Eve, un robot vigilante, Wall-E desencadenará una serie de acontecimientos que le harán viajar por la galaxia, en pos del amor de Eve.
Excusas para verla: Pixar Animation Studios. Ya.
Por qué va a molar: Porque no puede ser de otra manera.
Factores en contra: Si acaso, lo único remotamente que podemos llegar a pensar de esta película es que, dentro del canon particular de Pixar, tras esa obra de arte sin paliativos que fue "Ratatouille", esta puede que sea un poquito inferior. Vamos, que en vez de una obra maestra del cine, puede que solo sea obscenamente buena.
Trailer:



Hancock

De qué va: La película sigue las desventuras de Hancock (Will Smith), un superhéroe perdedor, borracho y malhablado que malvive en las calles de Los Ángeles. Pero sus verdaderos problemas empezaran cuando salve a un agente de relaciones públicas (Jason Bateman), que se empeñará en reformar la imagen de Hancock: por desgracia para Hancock, se enamorará de la hermosa mujer de su agente (Charlize Theron)...
Excusas para verla: Es larga: Charlize Theron, Will Smith desatado, Charlize Theron, Peter Berg rodando una nueva comedia políticamente incorrecta con las hostias de sus últimas producciones, Charlize Theron, Jason Bateman haciendo el gamba, Charlize Theron, superhéroes y ballenas... ¿he mencionado ya a Charlize Theron?
Por qué va a molar: Examinemos seriamente el trailer. Superhéroes borrachos y políticamente incorrectos que lanzan a niños por los aires si los insultan. Tiros y explosiones (rodadas por el mismo tipo tras "La Sombra del Reino" y "Tesoro del Amazonas", ¡ZOMG!). Charlize Theron. Trajes de látex que marcan el paquete. Más Charlize Theron. "Take Me Out". No sé ustedes, pero está película saca lo mejor de mi mismo.
Factores en contra: En su andadura comercial, "Hancock está recibiendo un varapalo por parte de la crítica bastante considerable. Qué digo bastante considerable. Vaya un eufemismo. Está recibiendo una tormenta de hostias de proporciones épicas. Por mucho que no me fíe de la mayor parte de la crítica, eso noo deja de provocar funestas impresiones.
Trailer:



Speed Racer

De qué va: Speed (Emile Hirsch) ha nacido con una misión: convertirse en el piloto de carreras número 1 del mundo. Ayudado por su familia y su novia Trixie (Christina Ricci), empezará desde lo más bajo, demostrando a cada paso su talento. Pero cuando un malvado promotor automovilístico (Roger Allam)
prometearruinar a Speed por atreverse a rechazar una oferta, Speed se verá involucrado en una aventura de altos vuelos por todo el globo, ayudado por el misterioso Conductor X (Matthew Fox)
Excusas para verla: Primordialmente, los hermanos Wachowski. Se podrá decir lo que quiera de los tatos (y se puede decir mucho, entre Matrixes, cambios de sexo y revisiones alanmoorescas), pero son unos verdaderos innovadores en lo que a efectos visuales se refiere. Sólo las imágenes del trailer en calidad guarra ya te dejan con la boca abierta. Creo que si lo ves en HD recibes una mamada gratis, o su equivalente en 2 minutos.
Por qué va a molar: Porque, si el trailer no miente, promete ser la película más cocainómana del año. (N. del A.- Efectivamente, no mentía)
Factores en contra: ¿Haran los Wachowski del lema de los 80 ("El estilo sobre la sustancia") su estandarte y nos entregaran una película tan vacía como hermosa?
Trailer:



The Dark Knight

De qué va: La lucha contra el crimen del millonario Bruce Wayne (Christian Bale) como el justiciero enmascarado Batman sigue su dramático desarrollo. Un nuevo jugador ha entrado en liza: el Joker (Heath Ledger), violento e impredecible sociópata cuyo objetivo parece ser acabar con el hombre murciélago. No obstante, a Wayne no le faltaran aliados, como su fiel mayordomo Alfred Pennyworth (Michael Caine), o el comisario de policía Gordon (Gary Oldman)...
Excusas para verla: El aspecto técnico y artístico, la película es como su predecesora: perfecta. El reparto es absolutamente terrorífico. Pensar en Michael Caine, Gary Oldman y Morgan Freeman juntos en una misma producción provoca escalofríos de placer. Pero es que el equipo técnico no le va a la zaga. Que yo sepa, Christopher Nolan todavía no ha hecho una película mala. Si habláramos de su segunda o tercera peli, aún, pero es que esta es ya la quinta. Y, sinceramente, desde una óptica personal, "Batman Begins" reformuló completamente la imagen fílmica del Caballero Oscuro, no sólo superando a Schumcacher y sus pezones fluorescentes, sino incluso a las soberbias entregas de Burton. ¿En resumen? Que espero mucho, mucho de esta película.
Por qué va a molar: Porque la dirige Chritopher Nolan. Porque Chrstian Bale es uno de los mejores actores de su generación. Porque nos espera una reformulación completa del personaje del Joker, reduciendo sus aspectos más bufonescos y centrándose en su aspecto más maquiavélico y terrorífico. Esto será reforzado por el trabajo de Heath Ledger, su canto de cisne, el trabajo que lo introducirá en la leyenda. "The Dark Knight" será el "Gigante" de Ledger. Marquen mis palabras, caballeros; si no, al tiempo. Por si esto fuera poco, tenemos a ese gran reparto de actores veteranos demostrando que aún puede dar guerra. En definitiva, que nos hallamos ante otra must-win segura.
Factores en contra: No tengo nada malo que decir de esta película. ¿Qué? ¿Que en la reseña de "Hellboy 2" dije que era la única película de la cual no se me ocurría nada malo que decir? Mentí. Demándenme, caballeros.
Trailer:



Transsiberian

De qué va: Una pareja norteamericana (Woody Harrelson y Emily Mortimer) decide pasar sus vacaciones cruzando Rusia en el mítico Transiberiano. En el tren, se hacen amigos de una extraña pareja (Eduardo Noriega y Kate Mara). Aunque parecen amigables, se hace obvio a la pareja que esconden algo... especialmente cuando un detective ruso 8Ben Kingsley) empieza a seguir sus pasos en el viaje.
Excusas para verla: Película de Brad Anderson. Por si esas palabras no fueran suficientes de por sí para provocarme incontinencia salival, Ben Kingsley hace de siniestro policía ruso. En cuestión de calvos sexis, Ben Kingsley se halla en mi lista personal al nivel de Bruce Willis. Si no se lo creen, vean Elegy.
Por qué va a molar: Resulta difícil establecer las fronteras de awesomnity de esta película. Brad Anderson no es un bocado para todos los gustos. Es un tipo lento, y cerebral. Sus películas suelen ser frías (muy apropiado que se ambiente en el Transiberiano). ¿Con qué nos deja todo esto? A pesar de lo que pueda decirse, es un plato muy de mi gusto. Esto se trata de una aseveración totalmente personal (claro, como si todo lo que he dicho hasta ahora fuese la verdad objetiva), pero creo que "Transsiberian" posiblemente sea uno de los thrillers, si no EL thriller, del año.
Factores en contra: Brad Anderson, director orientado al terror psicológico, se pasa al thriller. Uno no demasiado espeso, juzgando por la trama. ¿Funcionará Anderson tan bien en este género como funcionaba en el primero?
Trailer:



Redbelt

De qué va: Últimammente, la vida no le sonríe mucho a Mike Terry (Chiwetel Eijofor), ni personal, ni profesionalmente. Entrenador profesional de Jiu Jitsu, su vida parece llegar a un punto muerto cuando una mujer histérica entra en su gimnasio con una pistola. Tratando de ahogar sus penas, Mike salva de una paliza a un famoso actor de Hollywood, Chet Frank (Tim Allen). A partir de ahí, la vida de Terry se adentrará en una peligrosa maraña de engaños y peligro, que culminará en un torneo en el que competirá por el dinero y por recuperar su orgullo.
Excusas para verla: David Mamet haciendo una peli de artes marciales protagonizada por Chiwetel Eijofor y Tim Allen.
Por qué va a molar: David Mamet haciendo una peli de artes marciales protagonizada por Chiwetel Eijofor y Tim Allen.
Factores en contra: David Mamet haciendo una peli de artes marciales protagonizada por Chiwetel Eijofor y Tim Allen.
Trailer:



Expediente X-2

De qué va: El argumento ha sido guardado bajo media docena de llaves, pero lo que podemos decir con seguridad es que a) vuelven David Duchovny y Gillian Anderson como Fox Mulder y Dana Scully, b) estará centrada en un suceso misterioso de despariciones (y parece que no tendrá nada que ver con la mitología de la serie), y c) aparecerán Xzibit y Amanda Peet haciendo de agentes del FBI.
Excusas para verla: Aunque suene asquerosamente a fanboy reventado, "Expediente X" marcó mi vida, Scully es la novia que todo friki gordo y con granos querría tener y me dejaría sodomizarme vivo por todos y cada uno de los personajes de esta puta obra maestra de la televisión. Incluso por el Fumador. Qué coño.
Por qué va a molar: Porque significa el regreso a nuestras vida de uno de los tándems con más química de la pequeña pantalla. Porque echo de menos las descabelladas teorías de Mulder, que con un par de hechos menores sueltos resolvía la trama de todo el puto capítulo (y acertaba siempre, el jodío). Intenté cubrir ese vacío en mi vida con las frikiteorías de mi amigo Miguel y la conspiración anti-afroamericana encabezada por Coca-Cola y sus mensajes subliminales, pero no resultó. Porque queremos saber si, de una puñetera vez, Mulder y Scully se dan un beso. Porque parece que se van adejar de gilichorradas conspiranoicas y va a ser un capítulo-"monstruo de la semana" puro y duro. Porque quiero saber cuál es el McGuffin de la película, que está mejor escondido de lo que en su momento estuvo el argumento de Cloverfield. Y porque, a sus 39 años, Gillian Anderson sigue estando más buena que el pan.
Factores en contra: Primero, recordemos que la serie acabó hace ya 6 años. 6 añitos, que se dice pronto. Pero eso no es la principal razón para tenerle miedo a esta película, No, amigos míos, no. La principal razón es que todavía recuerdo con terror y pavor cuando, hace ya año y medio, pude enchufarme las tres temporadas que nunca pude ver en mi infancia/ preadolescencia. Dios. Fue doloroso al nivel de babuinos rabiosos aplicando enemas de puercospines ciegos de crack en mi sagrado agujero negro. Algún ente divino incogniscible me hizo el favor de evitarme el trauma psicológico de verlas con 12 o 13 años.
Y la pregunta que me hago es... ¿esta nueva secuela seguirá el lamentable legado de esos cincuentaytantos infaustos episodios, o volverá a tiempos más felices?
Trailer:



Bien, hasta aquí la lista. ¿Creen que solo estas películas van a merecer la pena este año? No, amigos míos. La lista se extiende mucho más lejos: Quantum of Solace, Tropic Thunder, You Don´t Mess with the Zohan, Mutant Chronicles, Blindness, Gonzo, Knowing... Para otras cosas no será, pero para cine el 2008 va a ser un gran año.

Saludos desde OK Corral.

jueves, enero 31, 2008

Reflexión

¿Por qué cada vez que veo una preview de un nuevo simulador de combate espacial en alguna web especializada en videojuegos siento unas ganas irreflenables de volver a instalarme el Independence War 2?

Los años han maltratado bastante a un género que ha dado joyas como Elite o Wing Commander.

Por otra parte, tras el mazazo en la cara que Bioshock me dió antesdeayer, he sufrido de una efervescencia videojueguil que ha concluido satisfactoriamente en la completa finalización del juego a las 19 horas del día de ayer. El final (el final bueno, más concretamente), a pesar de temáticamente tener bastante poco que ver con el resto del juego, es tan maravillosamente tierno que si no me hubiera encontrado tan emocionado por haberme acabado el juego habría llorado como una niñita.

Saludos desde OK Corral.

martes, enero 29, 2008

Tres palabras

(Música del día: Bobby Darin - Beyond the Sea)

Por regla general, cuando me enfrento ante una revelación argumental o un giro de guión especialmente impactante en alguna manifestación narrativa de la que esté especialmente enganchado, suelo juzgar su capacidad de impresión tras una noche de reposo. Si cuando después de ocho horas de sueño más o menos profundo, abro mis ojos por la mañana y sigo viendo a Morgan Freeman abriendo una caja de cartón del tamaño de una cabeza, a Bruce Willis palpando una mancha de sangre en su espalda o a JC Denton convirtiéndose en un Dios, es que esa escena en concreto me acompañará durante años.

Estoy de exámenes. No debería estar haciendo esto. Está claro que hacer esto ha resultado un lastre para todos mis trabajos. Leve, salvable, pero retraso al fin y al cabo. Trabajo a recuperar, más horas de las necesarias dedicadas a una tarea ingrata.

En este mismo momento, no me importa.

La fantasía es un fenómeno connatural a la especie humana. Fabulamos porque soñamos, y soñamos con fábulas que nos gustaría vivir pero de las que estamos demasiado alejados como para ser poco más que atentos espectadores. Hay construcciones más deseables que otras, pero todas coinciden en que nacieron con el propósito de dar algo a aquellos que se atrevieran a cruzar sus puertas. Felicidad. Reflexión. Emoción. Las más atrevidas se lanzan a intentar darte el pack completo, consiguiéndolo en pocas ocasiones. Cuando lo hacen, nos acompañan siempre.

Imaginen la situación. Clímax épico. Nos hayamos a un paso del enfrentamiento con el Gran Hombre (¿Nos? "Se", tal vez. El personaje. No lo olvides). Hemos atravesado un auténtico infierno para llegar a él. hemos visto -y hemos hecho- lo indecible, grotescas torturas, imágenes de belleza pervertida y sádica, estampas de vidas miserables con finales miserables (¿Hemos? ¿Por qué ese uso continuo del plural? No hay un nosotros aquí, tan solo un tercero lejano. Un personaje. Un molde). Y finalmente nos enfrentamosa él. Y no es en absoluto como lo habíamos imaginado. No es como los sicarios que hemos derrotado hasta ahora, cargados de armas y neuras y faltos de seso. Es normal. Es humano. Es pequeño. Nos habla de la Libertad, con mayúsculas. ¿Qué diferencia a un hombre de un esclavo? La capacidad de elegir. Poder decir "si" y "no" a placer. Mientras tanto, el Gran Hombre nos arrebata esa libertad. ¿Pero realmente es él quién lo hace? ¿O lo hace otro? ¿Teníamos, para empezar, esa libertad? ¿Realmente podíamos elegir?

Comienza entonces una lucha en tu interior. ¡El protagonista! ¡Está siendo controlado! Pero yo controlo al protagonista, yo controlo al protagonista, soy el titiritero, el que mueve los hilos, se mueve al son de mi flauta. Pero yo pensaba que tu eras el protagonista. ¿Qué barrera te separa? Ves con sus ojos, actúas con sus manos. No importa, yo sigo siendo el amo, la mano que mece la cuna. Sigo poseyendo la libre capacidad de actuar. Sigo podiendo elegir. ¿Es verdad eso? ¿Realmente poseo la capacidad de elegir? ¿Realmente he podido moldear mi destino a lo largo de la historia? Ahora es otro el que lleva el controlador. ¿Quién? ¿El programador? ¿Suchong? ¿Atlas? ¿Ryan? ¿Dios? No tú, desde luego. Estás encerrado en ese molde, esa autoimagen que has creado en base de los silencios de tu simualcro. Siéntate. Corre. Ríe. Dispara. Salta. Ve del punto A al punto B. ¿Qué te dice ahora la voz de la radio? ¿Realmente puedes elegir? ¿Realmente has podido elegir?

Al rato, las dudas se disipan. No, nunca lo has hecho. Fuistes construido para eso. No eres un hombre, sino un esclavo. ¿Pero realmente lo soy yo, o lo es el personaje? ¿Y hay alguna diferencia? Entonces te sientes usado, mangoneado como pocas veces lo has sentido. Andrew Ryan tenía razón. Siempre la ha tenido. A pesar de la locura, de las ejecuciones, del terror arbitrario.

Tengo que hacerles una confesión. Si ven este texto escrito aquí, es por cobardía. Pura y simple. Tengo miedo de escuchar lo que la razón me dicta es una reacción más juiciosa de manos de terceros, que miren mi discurso como el desvarío de un chalado con demasiado tiempo libre. "¡Maldita sea! ¡No es más que un condenado juego, chico! Un juego no es más que un pedazo de inocente distracción con la que pasar el rato. Los juegos no hacen SENTIR, chico. No requieren de implicación emocional. Ese pedazo de polígonos no eres tú. Es otro. No importa lo que tu cabeza te diga, no estás caminando entre tuberías y vapor, observando kilómetros de agua legamosa suspendidos sobre tu cabeza. Esa es otra persona."

Lo sé. Pero no puedo evitarlo. No puedo evitar sentirme usado, manipulado y dolido. No puedo evitar sentirme fascinado, y meditativo, y sorprendido, y violentado, y furioso, y eufórico. Porque esta ficción me dice demasiadas cosas como para no hacerle caso.

Y lo más curioso es que toda esta desazón, este estado de confusión y deslumbramiento mental, está provocado por tres palabras. Would. You. Kindly. Would you kindly? ¿Podría por favor...? Un narrador de nivel no necesita más.


Saludos desde OK Corral

martes, octubre 16, 2007

A Arturo Pérez Reverte le gusta "Vampiros"

"...ese espléndido conde Drácula, cuya engañosa ancianidad y bigote blanquecino quedaron borrados para siempre, en la iconografía clásica del mito –160 adaptaciones cinematográficas–, por la magnífica palidez engominada de Bela Lugosi, la elegancia aristocrática de Christopher Lee, la escalofriante cortesía de Frank Langella y todas las derivaciones, variantes o sucedáneos generados en torno; desde bodrios infames para la tele hasta obras maestras como el mítico, genial, "Vampiros", del maestro John Carpenter. "

(Arturo Pérez Reverte, en su artículo de "El Semanal" de hace dos domingos.)

Creo que con eso se ha dicho todo.

Saludos desde OK Corral.

miércoles, octubre 10, 2007

Jigoku Shoujo: billete de ida al infierno... y vuelta

(¡AVISO! Este texto está rellenito de spoilers y demás fauna indeseable. Si no has visto Jigoku Shoujo, o tienes planeado verla, es muy poco recomendable que lo leas.)

Música del día: Twisted Sister - Burn in Hell

¿Odias a alguien? ¿Lo detestas? ¿Desearías verle sufrir? Si es así, entra en jigokutsushin.net al filo de la medianoche y haz tu deseo realidad... al precio de tu alma.

Jigoku Shoujo es un anime realizado entre 2005 y 2006 por el Studio Deen (que, entre otras cosas, ha realizado Estás Arrestado, las OVA´s de Ranma 1/2 y Read or Die y -oh my gosh- la "película" El huevo del Ángel [Tenshi no Tamago, aquí]). La serie, compuesta de dos temporadas, Jigoku Shoujo y Jigoku Shoujo Futakomori, narra las vivencias de Enma Ai, una entidad sobrenatural que se venga por aquellos que no pueden hacerlo. Ayudada por otros tres espíritus -Honne Onna, una hermosa mujer; Ichimoku Ren, un joven apuesto y descarado; y Wanyuudô, un anciano calvo y de rostro risueño-, Ai se encarga de llevar a cabo las venganzas de sus clientes. La cosa funciona así: si te introduces a las doce en punto de la noche e introduces el nombre de aquel al que odias, Ai lo enviará instantáneamente al infierno. Por contra, una vez mueras tú también irás irremisiblemente al infierno. A partir de ahí, la decisión es tuya.

La serie, adoptando -y abusando, lo cual a la postre se convertirá en uno de sus mayores hándicaps- esta sencilla estructura de abuso-incremento del abuso-desesperación-intervención de Ai-epílogo, presenta así una plétora de situaciones y personajes que, trazados en sus líneas más elementales -no da para mucho en 20 minutos-, sirven para construir un drama efectivo y sólido, preparado para que empaticemos con la víctima y deploremos al agresor. La variedad de situaciones presentadas -amores rotos, engaños políticos, asesinatos encubiertos, asaltos, chantajes...- asegura que una gran parte del espectro humano quedará cubierta. Por contra, la continua reiteración en esa estructura fija -lo comenté antes-, provoca la seguridad de que el pobre agredido esperará hasta el límite de lo intolerable la situación que le llevó a pedir la ayuda de Ai. No es para menos, teniendo en cuenta el alto precio a pagar.

No importa. En última instancia, es el elemento dramático el que nos sigue arrastrando a ver semana tras semana el obligatorio capítulo. Esas set-pieces de sadismo calculado que llevan a una única e inevitable conclusión, y en más de una ocasión, una conclusión que no soluciona el problema -ya en el enfangado terreno de lo irresoluble-, sino que tan solo trae algo de paz de espíritu al que decidió empeñar su futuro. Una paz, en última instancia, pasajera, pues todo el que solicita el servicio tiene la certeza de que en la última estación del trayecto su torturador les esperará de nuevo.

El Japón que muestra Jigoku Shoujo es una sociedad cruel y árida. Con la excusa de la dinámica acosado/ acosador, se examinan y se cuestionan duramente muchos de los supuestos de la sociedad japonesa. En última instancia, se habla de problemas que aquejan al conjunto del género humano. Arribismo, desengaños políticos, mercadeo carnal... La conclusión clara es que el ser humano es malvado, posesivo y violento por naturaleza y el Correo del Infierno se creó como válvula de escape para esa iniquidad. Especialmente amargas son las reflexiones de Wanyuudô, cuando comenta algunos de dichos comportamientos. Esta crítica tiene un halo ciertamente conservador, al venir de mano del típico anciano un tanto gruñón que se queja de las luces deslumbrantes y de los fugaces coches de la gran ciudad, pero no por ello deja de ser menos acertada. Obviamente, siempre queda el resquicio de esperanza de las buenas personas, pero en muchos casos esa clase de personas solo están ahí para ser abusadas. En el fondo, lo que prima es la naturaleza de la Bestia.

Otra de las grandes virtudes de la serie es su magnífica ambientación. Esta ambientación trabaja conjuntamente en dos sectores: el de animación y el de diseño. En cuanto al primero, nada que objetar. La animación es fluida y perfectamente realizada, con tintes preciosistas -la casa donde vive Ai, enclavada en un perpetuo crepúsculo, parece recién sacada de un cuadro de Monet-. Los movimientos de los personajes son creíbles, y el trazo es fino y delicado, dejando oportunidad para detalles que enriquezcan el acabado general de la imagen. Si acaso, podríamos quejarnos de la manía de los ojos como puños que aqueja a muchos de los mangakas actuales, y este caso no es diferente: para una obra de horror, resalta negativamente. También se podría haber acompañado de algo más de oscurantismo visual. Su exacerbado "realismo" a veces trabaja en contra de la atmósfera, por lo demás ricamente elaborada. Pero donde realmente resalta Jigoku Shoujo es en el diseño. Tanto en el diseño de personajes como en el resto. Los personajes, a pesar de poseer un, ya lo hemos comentado, ánimo más "realista" que otras obras (sin llegar a los excesos de un Boogiepop Phantom o un Jin Roh), son fácilmente reconocibles entre sí y en muchos casos tienen una personalidad discernible. Resalta especialmente el diseño de Ai, una preciosidad imperturbable de largo cabello negro, ojos rojos y palidez marmólea, fuertemente influida por el movimiento gothic lolita (de hecho, los creadores hacen sana mofa de esa misma influencia en uno de los capítulos, en los que un peculiar chico con poderes transforma a Ai en una perfecta sosias de la groupie visual típica), aunque tampoco se queda atrás el del resto de los personajes. Pero personalmente me quedo con el diseño del mundo donde se desarrolla la acción. Aunque aparente la trama sea una reformulación más de la tecnofobia militante de la que hace gala el terror nipón de unos años a esta parte, con un medio tecnológico (en este caso el Internete) como llave a un mundo de espanto y pavor, visualmente entronca en raíces mucho más tradicionales del folklore japonés. Los episodios están llenos de yôkai, objetos con conciencia propia, kimonos, carros llameantes, y evocan de manera innegable el espíritu del ukiyo-e y el grabado japonés, prolífico en imágenes de pesadilla y estampas infernales. Rescatando el espíritu, más arcaico pero más auténtico del kwaidan o cuento fantastico añejo y de las películas de Nobuo Nakagawa y demás cultivadores de un horror netamente japonés, la serie presenta imágenes de esqueletos, pozos de sangre, y deformaciones a caballo entre un ambiente onírico y surrealista, sobre todo en las secuencias donde los cuatro espíritus juzgan y echan en cara los pecados del agresor, sean imaginarios o no.

Porque esa es otra. Las peticiones atendidas por Ai no tienen por qué ser sensatas, razonables o justificadas. Hasta el octavo capítulo, todo se desarrolla en campos del maniqueísmo más ortodoxo. El que va al infierno, se lo merece. Es un hijoputa. Punto final. Sin embargo, paulatinamente la figura del periodista y padre -un tanto desastroso en ambos campos- Hajime Shibata, aportará algo de ambigüedad moral -no mucha, los cambios radicales en este campo se producirán sobre todo en Futakomori- a la trama. Escéptico al principio, luego comprendiendo las terribles implicaciones del Correo del Infierno, se embarcará en una cruzada personal -aquí "personal" adquiere connotaciones más íntimas de lo que en un principio da a entender- por acabar con el Correo. Es un hombre adulto, con complejidad adulta, el cual difumina la ilusión adolescente en la que se basa gran parte de la trama, aquello que postula que todos los que van al infierno en la serie es por razones justificadas. La ordalía de Shibata tiene raíces muy antiguas, al igual que su relación con Jigoku Shoujo. Sin saberlo, es antepasado de un campesino que conoció a la Ai humana. Más bien, se enamoró de ella. El único amigo de una chica marginada y tachada de maldita en una miserable aldea, el antepasado de Shibata la ocultó y la protegió durante años cuando esa chica fue designada como sacrificio para el Dios de la Montaña. Eventualmente, fueron descubiertos; en una escena difícil de olvidar, el pueblo al completo, toda la manada de buitres ignorantes y aterrizados, obligan a Sentarô a enterrar viva a Ai y a sus padres. Es una imagen memorable, una auténtica ensalada emocional donde se dan encuentro el miedo a lo desconocido, lo más deplorable del "comportamiento-colmena" (velemos por el grupo, jodamos al individuo), y el amor traicionado. Tras el ritual, Ai vuelve, para encargarse de sus asesinos. El infierno la condenará a ser Jigoku Shoujo por ello. Obviamente, cuando los recuerdos reprimidos vuelvan y reconozca a Shibata y su joven hija Tsugumi, la ira de Ai no tardará en desatarse, en un final convenientemente apocalítptico y emotivo.

Jigoku Shoujo Futakomori, la segunda temporada, es una mejora exponencial en un material de gran calidad, aunque innegablemente mejorable. En todos los aspectos: el técnico -es sorprendente lo que llega hacer la animación- y el argumental. Los creadores, percatándose del desgaste que la estructura básica de la serie tenía en sus últimas instancias antes del explosivo final (obviando, cómo no, aquellos capítulos sueltos sin estructura clónica, de largo lo mejor de la primera temporada junto con el final), decidieron tirar la casa por la ventana junto con las ansias reiterativas. Rayando en ocasiones lo psicotrónico, y lo forzado, la riqueza argumental de cada capítulo suelto se eleva al máximo. Se relativiza al completo la figura de Ai, marcándola con una etiqueta de clara amoralidad, mientras lleva al infierno a personas no completamente malas e incluso simpáticas. También conocemos por fin el origen de los carismáticos sidekicks de Ai; hijos, como no se podría esperar otra cosa, del mismo desengaño, el odio y la inquina que creó el Correo del Infierno. También se añadirá un nuevo y misterioso personaje, Kikuri, una malévola niña que parece disfrutar sembrando el caos y a la que sólo Ai parece poder controlar.

Si alguna pega se puede sacar a esta, por otro lado, excelente temporada, es precisamente esa excesiva insistencia en el capítulo standalone. Le falta una metatrama que cohesione todo el transcurrir de la temporada, algo similar a la presencia de Hajime y Tsugumi en la primera, defecto que ha demostrado ser el talón de Aquiles de muchas series (The Dresden Files me viene precisamente a la cabeza). A pesar de los apetitosos bocados que paladeamos en ocasiones, al final se desea un plato algo más consistente, por así decirlo.

Esa consistencia llega, precisamente, en los últimos seis capítulos. Como si de un descarrilamiento furibundo se tratase, se condensa en esos seis capítulos todos los sentimientos desatados de los que hacía gala el final de la primera temporada, en una dosis rápida y furiosa. Retomando uno de los capítulos más malencarados de toda la temporada, en el que un niño veía como un acosador desconocido iba destruyendo paulatinamente a su familia, el final de temporada, casi una película por sí solo, nos vuelve a sumergir en la dinámica de envidias, rencores y resquemores de un microcosmos cerrado y desencantado, derivando en un "apocalipsis de clase media" de aires muy ballardianos. En este contexto, los ecos del pasado de Ai vuelven a manos de Takuma Kurebayashi, un infortunado muchacho del cual la gente del pueblo abusa sin razón. Sólo el sacrificio de Ai por Takuma acaba cerrando el ciclo autodestructivo del pueblo y acaba con el calvario tanto del chico como de Ai y su familia, mantenida como rehén durante 400 años por el Señor del infierno, un seguro para certificar que Ai cumpliera su trabajo. Sin embargo, eso no significa la desaparición del Correo del Infierno...

Tal vez haya sido excesivo con las alabanzas. Tal vez haya sobreanalizado la importancia de la serie. Lo más probable es que en realidad sólo haya un par de verdades tras el entusiasmado discurso, y que incluso el recuerdo de la serie se vaya diluyendo con el tiempo. No importa. Esta es la crítica que el cuerpo me pedía hacer tras el apoteósico final, la crítica de una serie escalofriante, hermosa, estética, bella, esperanzadora por momentos, y que incluso se atreve a ser épica en su pequeñez.

Saludos desde OK Corral.

lunes, julio 23, 2007

Al representante de la Casa Real que va a leer esto.

(Música del día: Ska-P - Simpático Holgazán)

Es usted un impresentable

Ese epíteto podría dedicarse por muchas razones. Desde luego, no por el secuestro de "El Jueves". No creo que los miembros de la Casa Real tengan papel en este desaguisado. No son tan tontos como para arriesgar la estable imagen que los años y los medios les han construido por una pataleta. Pero hay muchas más razones para lanzárselo. Por ejemplo, por ese seguimiento de cualquier mínima actividad internauta que haga referencia a la Familia Real, la más irreal de las familias del estado español, puesto que más bien parece sacada de un cuento de hadas o de La Tribu de los Brady. Por el mutis por el forro que está realizando el órgano estatal al completo. Por el pastón que cuesta su mantenimiento a los españoles tras cada año para una tarea bastante idiota. (Y antes de que lo pregunte, me refiero a la tarea de caza potenciales perjuros a la figura monárquica. Con respecto al anacronicismo de la función real en estos tiempos que corren, creo que es algo cae por su propio peso. No me vengan con tonterías de "es que el Rey es una gran carta de presentación para España, y una gran figura que nos representa". Para eso ya están los embajadores. Salen más baratos.)

Pero esta en concreto va por no no tener los cojones de condenar una decisión judicial que en aras de la "decencia" y del "honor" demuestra que la libertad de expresión solo existe para decir "si, señor".

Enhorabuena, idiota.

Saludos desde OK Corral.

miércoles, mayo 23, 2007

Todos somos etarras

(Maestro, toque algo adecuado para la ocasión).

O eso es lo que se deduce de las declaraciones de nuestro querido expresidente, apodado cariñosamente por un servidor como "el enano con bigote" y no tan cariñosamente como "esa babosa nazi con mostacho a la que incomprensiblemente le siguen permitiendo acceso a un micrófono". Vean, vean si no me creen:

Aznar: "Todo voto que no vaya al PP será para ETA"


"Mirusté, es un hijo de la grandísima puta. Pero se lo digo con cariño, eh."


Todo voto que no se dirija al PP será un voto para ETA. Pero qué huevazos.

Fíjense que no dice "Todo voto dirigido al PNV o a HB será para ETA", que es algo más o menos demostrado, sobre todo en el segundo caso. Ni siquiera "Todo voto dirigido al PSOE será para ETA", que ya de por sí sería grave, pero entendible teniendo en cuenta el ambiente caldeado de campaña política y tal y cual Pascual. No, no.

Todo voto que los españoles depositen en las urnas destinado a un partido que no sea el PP, estará destinado a que ETA se haga con la hegemonía política y social de España. Todo español que no vote al PP es un colaboracionista del terrorismo asesino y represor.

Acaba de llamar "terrorista" por la jeta a 25 millones de españoles y nadie le ha denunciado por difamación e injurias todavía. Menudo fiera. Un as de la legislatura, aquí el hombre. Los años estudiando Derecho tenían que hacerse notar.

Porque, vamos a ver. Sus declaraciones implican que todo aquel que va a votar al PSOE, a IU, a CiU, al PAR, a la CHA, al BNG, a EA, a CC, al PNV, a ERC... incluso los que votan en blanco o han visto anulado su voto (si, esos también. ¿Qué se pensaban esos rojillos sediciosos, que nos íbamos a olvidar de ellos?) han incurrido en un delito de colaboración con banda armada. Eso supone, si el rápido vistacillo en Google no me falla, de cinco a diez años de prisión y una multa de 18.000 euros según el artículo 576 de la Ley Orgánica 10/1995 del 23 de Noviembre del Código Penal. Para esos 25 millones de españoles que, según el recuento de votos de las últimas elecciones generales, NO votaron a su partido.

Va a haber un poco de superpoblación en Alcalá- Meco dentro de poco, ¿no? O eso tendría que ocurrir si viviéramos en el mágicomundoperfecto de Josemari. Todos enchironados como perras. You are all nicked, you damn independentists commies. O algo así. Es una suerte que, como a todos los cerdos impresentables del mundo, le pueda más la egolatría y confunda la realidad con lo que él desearía que fuera. Pero no deja de ser lamentable que se le siga dando repercusión mediática a alguien que es claramente un borracho y un peligro al volante. Alguien tendría que tener algo de visión y dejar de prestar atención a un niño mimado que obviamente todavía está demasiado enrabietado porque alguien le quitó hace casi cuatro años el sillón donde se ponía a jugar con sus juguetes.

Pero no deja de resultar aún más lamentable que esta excusa barata de ser humano decidiera durante 8 años los destinos de esos españoles que hace unos días despreciaba.

En fin, todo pueblo tiene el gobernante que se merece.

Saludos desde OK Corral.

jueves, febrero 01, 2007

Pynchon-ism

(Música del Día: Autechre - Xylin Room).

Hace mes y medio, más o menos cuando este servidor de ustedes dejó colgado este blog (la desidia es muy mala consejera. Mark my words), algo mágico ocurrió en mi vida. Entró una persona en mi vida. No, no es lo que ustedes se piensan: para mi pesadumbre, sigo soltero. En realidad, ni siquiera se puede decir que entrara de una manera física, algo muy común en la sociedad desligada y globalizada que contribuimos a crear. Tampoco se puede decir que lo conozco (y dudo que nadie salvo los muy allegados a su persona lleguen a conocerlo jamás). Digámoslo ya, ha entrado en mi vida en forma de sus hijos. Su progenie. Sus libros.

Thomas Ruggles Pynchon Jr. ha tenido el honor de convertirse en mi descubrimiento literario del 2006, a menos de un mes de su deceso y óbito permanente. ¿O he sido yo el poseedor del honor? ¿No he sido yo el que más he obtenido en la relación, más satisfacción y más maravillas, que el nebuloso conocimiento de que hay alguien más, ahí fuera, que ha quedado mesmerizado con el mismo kinetoscopio antiguo y oxidado de tinta y papel que lleva proyectando sombras en el interior de nuestra mente desde el comienzo de la Historia, uno más en la lista? No importa. Un debate así sería infructuoso y nunca llevaría a ninguna conclusión tangible. La cuestión es que yo también he caído en sus redes.

Definir a Pynchon sería un trabajo arduo. Como una personalidad antitética o dual de los escritores que se modelan a sí mismos una personalidad aparejada de sus excentricidades, de sus peculiaridades o del volumen de sus exabruptos (especialmente de ese grupo en España no estamos mal surtidos), Pynchon nos transmite el conocimiento de su persona a través del grito de su silencio, de la carencia de tangibilidad. La búsqueda de datos sobre su persona pronto se transforma en una cacería de entelequias reflejadas en un espejo invisible. No existen fotos ni datos de su vida privada de después de 1967; las fotos que hay de él son de su servicio e la Marina. De hace 50 años. Según los hechos y aforismos que rodean a un hombre desaparecen, la imagen de él se deconstruye, hasta quedar en los huesos. En este caso estos huesos están forrados de las páginas de sus escritos: caóticos, traviesos, esquizofrénicos, bipolares, dicotómicos, tricotómicos y multicotómicos. La escritura de Pynchon es aparentemente aleatoria, engañosamente dispersa. Parece nutrida del caldo primigenio anterior a la forma de la materia, y así se muestra: como un caleidoscopio de palabras obscenas, encuentros delirantes y pausas trepidantes. No es muy difícil desdeñarla por carecer de sentido o aparentar ser los delirios balbucenates de un loco, pero cualquiera que se quede fascinado por su prosa hipnótica y juguetona atisbara a diferentes niveles la comprensión de la existencia de un misterio envuelto en un enigma, el nucleotido subyacente de este cadáver bailarín que hace malabares con las concepciones prejuzgadas del lector y, como un prestidigitador especialmente habilidoso, las hace desaparecer en un rincón de sus mangas.

No es un autor de argumentos, ni de personajes. Sus argumentos, en caso de haberlos, son una mera excusa para hilvanar media docena de delirantes hilos conductores, engarzados de un complejo entramado de personajes, marionetas enfundadas en la pluma de Pynchon. Tridimensionales, pero marionetas al fin y al cabo: su integridad no camufla el vacío infrasestructural. Son los pistones que empujan, aplastan y degluten al verdadero protagonista de la trama: el caos. Una presencia omnipotente, omnipresente y virtualmente indestructible, en todas sus facetas. Caos Onírico, Caos Destructor, Caos Benévolo. Sus párrafos se ven inundados por referencias a todo y a todos, cultura pop, intelectualidad, cine, escatología. Al igual que en su hermana mayor, la monstruosa, inabarcable, lo más cercano a un colapsar en formato bibliográfico, la mastodóntica Ulysses, del irlandés James Joyce (y a la que un día le echaré, con todo el valor que pueda reunir, el lazo), la prosa de Pynchon está repleta de ese stream of conciousness, esa concatenación en tiempo real de los pensamientos e interioridades de los personajes, y de guiños a toda clase de demostración cultural. En Pynchon también se ejemplifica el proceso típicamente posmoderno de desmantelar los postulados culturales imperantes hasta el momento y barajarlos como si de unos naipes se tratasen, poníendolos en solfa a cada paso. A cada página un género, a cada párrafo una nueva hibridación. Surrealismo escatológico, ciencia ficción de época, drama bélico romántico. En un entorno carente de tiempo y de espacio como es el de sus novelas (dentro de la misma sentencia, puedes pasar de estar en la Segunda Guerra Mundial a visitar los pasos de celacanto de una familia recién arribada a las costas norteamericanas en el siglo XVIII, después de lo cual bien podemos realizar un tour guiado por un laboratorio en Japón que parece haber sido aplastado por la inmisericorde zarpa de Godzilla), donde todo forma un remolino caleidoscópico, seductor, el lector acaba formando parte de ese circo maníaco, intrascendente y aparentemente surreal que Pynchon construye alrededor de algo muy cercano al lector: de todo su corpus cultural. De lo que le hace humano.

Recomendar a Pynchon es una hoja de doble filo. Se trata de un acto demasiado personal, íntimo, como para esperar que su aliteración emocional en otros individuos sea fructuosa. Simplemente, podría decirles que lo paladearan, para que comprobaran si digo la verdad, o no. Sólo así verán si la marca de Pynchon encontrará otra mente donde plasmarse, o no.

Saludos desde OK Corral.

jueves, diciembre 14, 2006

...And Justice for All

(Música del Día: Metallica - Eye of the Beholder)

Murió en la cama. Rodeado de sus seres queridos. Sus ojos, engarzados en un semblante pacífico y reposado, se apagaron, con la dulzura de los que son recogidos de su lecho sin complicaciones y por muerte natural.

Sus detractores se alegran. Claman al cielo porque por fin la gran igualadora se lo ha llevado, por fin recibirá su merecido en la otra vida, hasta el último momento rodeado de un círculo de halcones con forma de jueces buscando procesarlo por toda la carroña que vertió sobre el mundo, y que hasta el último momento de su vida sufrió la intranquilidad de saber que podría ser levado a prisión. Que su alma murió inmersa en el nerviosisimo y la incertidumbre.

Yo digo que es un día nefasto. Que es insuficiente. No creo en un alma inmortal, ni en su pervivencia más allá de esta vida; no puedo confiar en algún supuesto tormento que recibirá para expiar sus muchos desmanes. En ese aspecto los creyentes tienen más suerte que yo. Él ha tenido el privilegio de morir rodeado de hijos y nietos (que no han tardado en hacer apologética de las acciones de su progenitor, invocando el tradicional contubernio marxista/ leninista/ judeomasónico que en este país deberíamos conocer tan bien), mientras que el único abrazo que recibieron los integrantes de las Caravanas de la Muerte fue la jubilosa superficie del mar que se abalanzaba sobre ellos una vez fuera del helicóptero. La única compañía, peces y crustáceos que se dirigieron rápidamente al banquete que representaban sus cuerpos tumefactos e hinchados.

Alguien como él no tendría que haber muerto así. Alguien como él tendría que haber visto sus últimos días encarando la vergüenza de un juicio, el alejamiento de los familiares, la reducción al mínimo común denominador como el resto de reos. Como se dice vulgarmente, pudriendose en la cárcel; gritando por todos aquellos silenciados cuyas gargantas estallaron, llorando por todos aquellos cuyos ojos fueron arrancados, con sus postrimerías acosadas por los fantasmas de los miles de represaliados y asesinados, Ed Horman requieriendo desesperado el cadáver de su hijo y los dedos y la lengua de Victor Jara. Un colofón adecuado para sus memorias, unas memorias en las que subyace, y subyacerá, la idea de que los poderosos son intocables. La situación se repitió hace 8 años, cuando por fin parecía que sus actos le alcanzaban, cuando fue retenido y arrestado en nuestro suelo, a pesar de su carácter de cónsul vitalicio. Fue un buen momento para sentirse orgullos de haber nacido en el mismo suelo que pisaba Garzón.

El orgullo duró poco. El caso incomodó al Gobierno de aquel entonces. Por aquel entonces no había ningún Zapatero al que echarle las culpas, pero dio igual; la patata caliente pasó de mano a mano, espoleada por las excusas médicas dadas por el acusado. Nuestra querida y anglosajona Maggie, defensora a ultranza de la libertad y la justicia allá por donde pasara, también metió baza; toda la que pudo. No se olvidó del apoyó que le otorgó durante las Malvinas. La bajada de pantalones de nuestro gobierno ante la gran polla inglesa debería ser recordada con vergüenza aún en el día de hoy. Escapó. Y esta vez ha escapado de nuevo, y definitivamente.

Hoy la justicia ha perdido un poco más de su ya de por sí violado significado. Hoy el alma del hombre, si tal concepto puede realmente existir, se ennegrece un poco más; su conciencia tacha mentalmente una casilla más en la columna de "cosas que dejé por hacer", y el poderoso ha ganado la partida una vez más, aunque sea de manera pírrica. Jamás entenderé las reticencias de algunos pensadores acerca de la supuesta "dictadura de las minorías" que instaura algunas clase de democracias; vivimos inmersa en una desde que se formó la primera sociedad.

La última lección que nos legó Augusto José Ramón Pinochet Ugarte es que los tiranos siempre dispondrán del derecho de morir en su cama.

Saludos desde OK Corral.

sábado, noviembre 18, 2006

Invasión

(Música del Día: Aphex Twin - Come to Daddy)

Estoy, sencillamente, rodeado. Hablo de las obras, claro. Cuando vine a vivir a Madrid, jamás pude imaginarme que el imperio de la chapucilla pública pudiera llegar a extenderse hasta tales extremos. En Zaragoza, ya lo adelanto, se abre mucha zanja (habiéndose llegado al extremo de cortar la vía principal de la ciudad durante un año por reformas. El asunto se especió con la aparición de un barrio mozárabe bajo la calzada y la subsiguiente polémica que originó el hallazgo.) Pero lo de Madrid llega hasta puntos de neurosis clínica. Vallados con complejo de ameba variando con nocturnidad y alevosía su circunferencia y extensión: hoy puedes pasar por aquí, mañana no. Vericuetos que te ves obligado a transitar por la media docena de operaciones de cirugía plástica realizadas a la red arterial del transporte urbano. Carcinomas de estructuras metálicas, rejilla de plástico verde y mortero, enrizando en el pavimento adoquinado. Los anticuerpos que actúan frente al organismo hostil son barrigudos, hoscos, malhablados y tienen acento extraño. Una costra cuasi uniforme que cubre a media ciudad y te persigue a todas partes. No puedes escapar. Su omnipresencia acaba adquiendo carices obsesivos.

Y tanto. Su persecución ha llegado hasta extremos de invasión de la intimidad: las obras me han seguido hasta mi casa. Un escape de agua que lleva sangrando dinero desde principios de año, y he acabado viendo como el suelo del vestíbulo se ha hundido bajo nuestros pies para devorarnos. Mesnadas de fontaneros y aprendices han instalado sus atalayas y símbolos de ocupación para recordarnos la siniestra presencia de su imperio eterno. Creo que dentro de poco tendremos que hacer colas en las calles para que los aviesos especialistas del gotelé nos hagan las extracciones de sangre directamente. Un seguro de sangre cimentada. Los pilares del negocio. Si contribuyes a nuestro sustento, nosotros contribuiremos al tuyo. O más bien a que tu pútrido tejado no acabe escupiendo metralla inmobiliaria.

Mientras tanto, en Zaragoza, las grúas de construcción anidan como buitres sobre la ciudad indefensa. Desde las colinas de los Pinares de Venecia, uno de los puntos más altos de la ciudad, el mirador de la capital maña, se ven no menos de una veintena de proyectos de papiroflexia metálica alzar sus alargados picos carroñeros. Es una estampa grácil y a la vez terrible.

Todo esto acaba contribuyendo al curioso experimento de bioingeniería que esta fermentando en España. La mutación del primate Homo sapiens en Homo Inmobiliaris. Todavía se desconoce las características de las que dispondrá este fascinante nuevo especimen, pero se depositan grandes esperanzas en su futuro. Con certeza se sabe que estará más cercano al originador de la especie, de nombre Adán, y su estructura biológica estará formada por argamasa, cables, yeso, escayola y demás materiales de construcción. Los científicos del ladrillo están muy orgullosos de la forma que está adquiriendo el proyecto, y esperan exportarlo al resto del mundo una vez se demuestre su funcionalidad.

Saludos desde OK Corral.

jueves, octubre 19, 2006

Al próximo que se queje de la LOGSE, le arreo

Pues eso. Que en Francia el bajo vulgo también es alegremente gilipollas.

Y si no se lo creen, miren esto:



Cortesía de El Eterno Aprendiz. Algunos días da por culo levantar la cabeza de la cama.

Saludos desde OK Corral.

sábado, septiembre 02, 2006

Añoranza

¿Quieren pillar la depresión de sus vidas? Repasen los viejos álbumes de fotos de su juventud/madurez/vejez temprana mientras escuchan algún disco de Death Cab for Cutie. El efecto a sus cantidades almacenadas de alegría y esperanza será devastador, y el depósito de melancolía empezará a rellenarse hasta que empiecen a aullar las alarmas de colapso. Así me suelo sentir con bastante asiduidad, dominado por un sentimiento de nostalgia irreductible. Y aunque la nostalgia suela ser mala consejera, muchas veces no se puede evitar caer en su dulce abrazo.

La razón principal de dicho estado es el haber encontrado las fotos de una entrañable fiesta que tuve hace unos dos años en casa de sus amigos. Nos reunimos en su recién estrenado pisito, y pasamos unas acogedoras horas en la compañía de conocidos y amigos. Vimos unos cuantos vídeos chorras bajados de la Red, un par de OVA´s de Ranma, episodios de Nadesico, comimos la especialidad de la casa (Pizza de Calamares en Salsa Picante), y una bonita tarta con el dibujo caramelizado de unas adorables chicas gato en la superficie. Bastante recogida, en realidad, pero entrañable. En el fondo, las que realmente recuerdas en un futuro con cariño.

La verdadera cuestión es ¿por qué nos vemos afectados de tanto en tanto por estos accesos súbitos de nostalgia? Desde luego, servir, no sirven de nada (a no ser que la depresión forme parte de algún intrincada herramienta de supervivencia evolutiva de la que yo desconozca el funcionamiento), salvo para sentirnos más miserables. Sin embargo, no podemos evitar pensar de vez en cuando "qué bien me lo pasaba de crío", "cómo recuerdo las tortas de harina de mi abuela", "los amigos que tenía antes eran más divertidos", o demás divergencias mentales.

La nostalgia, decididamente, no sirve para nada. Pero gran parte de Occidente alimenta sus procesos psíquicos con cantidades industriales de esta materia, dulce a corto plazo y amarga a la larga. Parece connatural al ser humano querer lo que no puede alcanzar; si somos niños queremos crecer lo más rápido posible, si somos adultos queremos retornar a la frescura y la inocencia de nuestra infancia. Siempre he mantenido que eso evidencia algún terrible error de fábrica del hombre. ¿Por qué somos incapaces de ser felices con lo que tenemos ahora, y buscar sombras pasadas de castillos en el aire? Pues la nostalgia no es solo adictiva, sino que además es engañosa. Recordamos las bondades de los años pasados, pero no recordamos que esos mismos años teníamos siempre en mente lo bien que estábamos antes, y lo mal que estábamos antes, y ese "antes" recordábamos lo mal que estábamos por aquel entonces, y lo bien que nos lo pasábamos en eras pretéritas, así en una espiral descendente hasta el momento en el que recordamos por primera vez.

Toda esta parrafada viene a cuento acerca de la nostalgia que siento en este momento, nada más. Irse del hogar a vivir solo a una ciudad desconocida es una experiencia desagradable, sobre todo si alguien es casero y recogido como es mi caso. Que al acabar el día sólo te acompañe el sonido de tus propias pisadas. Hacer amigos y amistades desde el principio, una vez más. Tabula rasa. Aquí estoy porque he llegado, y nadie te pregunta qué tal te ha ido el día. No se puede evitar pensar el "antes estaba mejor". Aunque sepas que no es más que una ilusión. Es casi reflejo. Un año y medio en Madrid y todavía no me he acostumbrado del todo. Afortunadamente, parece que la tormenta remite.

Como decía, la nostalgia es mala consejera. No conviene dejarse llevar por sus cantos de sirena. Sin embargo, hay una consejera peor que la nostalgia, y esa es la soledad. Si mezclamos ambas cosas, obtenemos un cóctel explosivo. Al igual que la nitroglicerina, no es prudente agitarlo violentamente, o la mezcla se derramará por todas partes. Y eso no es algo que alguien pueda encontrar deseable.

Como nota final, les propongo un juego. Aquí hay una foto de la fiesta que mencionaba en el segundo párrafo. Adivinen quién soy de los presentes (los que me conozcan en persona, que no tengan morro y se aprovechen de la situación). Y no, no soy el del centro que saluda efusivamente. Estoy un poco más solapado.

¿Que para qué sirve? Para nada. ¿Pero a que se han olvidado de sus penas durante cinco minutos?



Saludos desde OK Corral.

miércoles, agosto 30, 2006

Películas Malditas (I)

En cierta ocasión mencionamos lo cruel que puede ser la aseveración de que el cine, por mucho que queramos enmascararlo, no es más que una industria. Es decir, algo que se espera que dé beneficios. Lo queramos o no, grandes cineastas se han visto catapultados a las simas del olvido porque su mensaje no ha sido lo suficientemente aceptado por el gran núcleo de consumidores mainstream, o porque han sido malinterpretados. Nunca sabré decir si afortunadamente o no, siempre existirá una legión de archiveros maniáticos, obsesionados por encontrar lo más raro, absurdo, olvidado, menospreciado e ínfimo, y hacer de ello su estandarte, orgullosos de su divergencia.

En fin, yo soy uno de esos polvorientos guardianes de lo bizarro. Y muchas veces soy incapaz de entender como taquillazos en potencia acaban hundidos en el pozo sin fondo de la mediocridad. Hay momentos en los que el mensaje está cargado de demasiada mala leche, demasiada suberversividad, o muestra la suficiente falta de comercialidad como para ser comprensible su batacazo. Pero otras no. Este es un ranking particular, no por orden de preferencia ni de calidad, de las que creo que fueron las películas que más sufrieron este desdichado síndrome. Tal vez alguien, una sola persona, picada por la curiosidad, decidiera darles una oportunidad. Y, tal vez, esa persona pudiera decidir que, realmente, esa película fue realmente infravalorada.

Creo que me conformaría con eso.





TANK GIRL (Tank Girl, 1995)
Dir.: Rachel Talalay.
Prot.: Lori Petty, Naomi Watts, Ice-T, Malcolm McDowell.

La subversiva tira cómica de Jamie Hewlett y Alan Martin sirvió como base para este film de la australiana Rachel Talalay, protagonizado por Lori Petty, una por aquel entonces desconocida Naomi Watts, y un histriónico Malcolm McDowell, como siempre recordando su memorable interpretación en "La Naranja Mecánica". La trama sigue a una alocada superviviente de un holocausto meteorítico tras el cual la Tierra se ha quedado casi sin una gotica de agua y una megacorporación (dirigida por McDowell) controla los acuíferos existentes. Obviamente, son malos de la ostia. Obviamente, matarán a la familia de la prota, mascotas incluidas (bueno, salvo una criaja ahostiable que es la viva imagen de la perniciosa influencia de la MTV en el lenguaje de nuestros infantes), Y, obviamente, nuestra aguerrida heroína les dará una patada en su corporativo culo, apoyada por su temible ejército de... ¿canguros mutantes?

A diferencia de otras producciones que enarbolan el "¡La venganza es mía!" como estandarte, "Tank Girl" destila humor. Chorrea humor. Lo vomita. Se pilla, ¿no?. De punta a punta, comenzando con los delirantes títulos de crédito (acompañados por un apropiado "Girl U Want", de los Devo) hasta el explosivo (y absurdo) final, la producción muestra una vis cómica gamberra, juvenil, fresca, y completamente irracional. La interpretación de Lori Petty como Tank Girl es tan elástica y aleatoria como podría esperarse de un personaje de cómic (y en especial de ESE personaje), desde el asalto final al almacen del malo malote, hasta sus enseñanzas de "cómo ser una amazona indomable" (oigs) a Jet Girl (irreconocible Naomi Watts).

Como toda buena joya de caspa kitsch que se precie, o la amas o la odias. No hay término medio.



VAN HELSING (Van Helsing, 2004)
Dir.: Stephen Sommers.
Prot.: Hugh Jackman, Kate Beckinsale, Richard Roxburgh.

Al lado de la definición de "pastiche" en el diccionario de la RAE, hay una foto de esta película. También la habría al lado de la definición de "cagada", si no fuera porque la adaptación en OVA´s de Daydream fue más rápida y le quito el puesto.

La trama (o, más bien, el intento por parte de los guionistas de crear una), sigue las aventuras de Gabriel Van Helsing (pronúnciese con acento de supervillano cutre de Europa del Este), matabichos y agente paranormal del Vaticano en su lucha contra el temible Conde Drácula. Si no fuera porque el conde parece más un barman de Chueca que un terrible vampiro centenario, podríamos calificarlo de "terrible" sin carcajearnos a gusto. En todo este popurrí fílmico también aparecen el Hombre Lobo, un increíblemente inteligente Monstruo de Frankenstein y una aparición estelar al comienzo de la película del Dr. Jeckyll y su contrapartida maléfica. La trama, afortunadamente, no es mas que una mera excusa para que los bichardos se den de ostias a gusto, convirtiendo el film en el equivalente fantaterrorífico de un combate de Pressing Catch.

Personalmente, lo tengo muy claro. Si esta película tuviera unos cuantos ceros menos en su presupuesto, se habría convertido en un icono inmediato de los freaks del cine más costroso y arrastrado. Lo tiene todo: guión inexistente, trama ridícula, interpretaciones balanceándose entre el abismo de lo inexistente y el de lo risible, efectos especiales cutres... Y por si fuera poco, es horrible, increíblemente divertida. La dirección de Sommers es dinámica y descarada, flipándose a gusto con los travellings, panorámicas, y demás zarandajas, acercándose por momentos al Peter Jackson más desmelenado. Aunque hay ciertos toques de clasicismo (léase la brillante introducción en blanco y negro), en todo momento nadie se toma en serio la disparatada narración. Ni siquiera el compositor: la BSO parece sacada más de un viejo serial radiofónico de "La Sombra" o "Doc Savage" que de una película con ínfulas de seriedad. Indispensable.



LA ISLA DE LAS CABEZAS CORTADAS (Cutthroat Island, 1995)
Dir.: Renny Harlin
Prot.: Geena Davis, Matthew Modine, Frank Langella.

El mejor fracaso de público y crítica de la historia. Posiblemente, esa sea una definición que se adpate bastante bien a las características de "La Isla de las Cabezas Cortadas".

La capitana Morgan Adams (Geena Davis), ayudada por el mujeriego, encantador y descarado William Shaw, y buscada en todo el Caribe por las autoridades británicas y por su psicótico tío Dawg Brown (Frank Langella), emprende la búsqueda del tesoro que su abuelo y su tripulación escondió en la legendaria Isla de las Cabezas Cortadas. Entre el fastuoso tesoro y ella se interpondran motines, tormentas, emboscadas, traiciones y varias -y espectaculares- batallas, tanto terrestres como marítimas. ¿Conseguirá hacerse con el codiciado botín?

Tan sencillo como eso: una película de piratas de las de toda la vida. Casi sólo falta ver la estampa apolínea e insolente de Errol Flynn, en su sempiterna camisa de lino con la pechera siempre abierta, para convencernos de que hemos entrado en el Cine del Tiempo. Cierto, como buen director de acción ochentero, Harlin nos provoca una sobredosis de explosiones y pirotecnia variada un tanto anacrónica, pero el espíritu es el mismo: el espíritu de la aventura pura, el sense of wonder tan típicamente adolescente de identificarse con un arrojado y noble pirata que surca los siete mares en busca de un legendario tesoro, enterrado en una ignota y selvática isla (caníbales incorporados de serie), mientras te persigue algún pirata rival o la Marina Británica. Stevenson, cuánto te debemos.

Teniendo en cuenta todo esto, por favor, explíquenme qué salió mal. Cual fue la razón de que esta película redefiniera el concepto de "debacle", liquidara ella solita a los estudios Carolco ( responsables de algunos de los mayores taquillazos de la historia, como "Terminator 2". Casi ná, vamos) y el matrimonio entre Renny Harlin y Geena Davis. ¿Acaso el público no estaba preparado para un revival pirata a mediados de los 90, cuando todavía había cine de acción y aventuras decente, y hubo que esperar a casi diez años después para que Jack Sparrow y sus mesnadas imbuyeran de nueva vida al espástico y parcialmente cadavérico género de la aventura desmelenada? No lo sé. Lo único que sé es que esta película tendría que haberse merecido mucho, mucho más.



DÍAS DE GARAGE (Garage Days, 2002)
Dir.: Alex Proyas.
Prot.: Kick Gurry, Pia Miranda, Maya Stange.

Antes de empezar, responderé a las dos preguntas que deberán de estar ansiosos por ver respondidas en estos momentos. Si, Alex Proyas es el responsable de "El Cuervo". No, "Días de Garage" no es una goticada. Lo cual nos lleva a la pregunta de qué es Días de Garage. Pues un auténtico desmelene.

La trama sigue a una oscura banda de rock australiana con la aspiración de convertirse en los nuevos AC/DC. Son jóvenes, son nuevos, pero tienen entusiasmo y ambición. Por si lidiar con los problemas de una banda emergente (si a su trayectoria profesional se la puede definir así), los amoríos entre los integrantes no hacen más que complicar la situación exponencialmente: Freddy, el cantante, está enamorado de Kate, la novia del guitarrista, Joe; éste, a su vez, divide su tiempo entre ponerle los cuernos a Kate con un gótica siniestroide (nada de una princesita de las tinieblas con aires de augur fatídico: una gótica de las de verdad, de esas que dejan marcas después de cada polvo), y mostrar atisbos de esquizofrenia. A su vez, Tanya, la bajista, es oficialmente novia de Freddy, pero no parece muy contenta con su noviazgo. ¿Y el batería? Mmm, dejémoslo en que "está ahí". Así pues, toda esta panda de lelos hiperhormonados irán a trancas y a barrancas superando los diferentes obstáculos que les salgan al paso: los problemas para grabar la maqueta, noticias de embarazos inesperados, lidiar con las discográficas, un mánager al que, muy eufemísticamente, se podría definir como inútil terminal... Al final, conseguirán tocar en uno de los principales festivales australianos, pero... ¿alcanzarán al final el ansiado éxito?

Después de hora y media de absolutas carcajadas, dirección talentosa, una excelente vis cómica de los actores, acertadas puyas al mundo de la música (Alex Proyas dirigió muchos videoclips antes de adentrarse en el terreno de la realización cinematográfica, y sabe lo que se dice), una estupenda banda sonora, la respuesta mayoritaria será un "¿y a quién coño le importa?". Lo único que el espectador desea es que este retrato cómico y un tanto agrio de los sueños imposibles de juventud no cese, y que a esa banda de entrañables perdedores les sigan saliendo baches en el camino. Para que la diversión no concluya. Cierto es que al final le falta algo de bilis, cayendo un tanto en el topicazo de "vamos-a-ser-buenos-y-darles-un-happy-ending" en plan de por los esfuerzos invertidos, y no se ve la amarga representación de la nostalgia traicionada y del peterpanismo (especialmente doloroso es cuando Freddy observa un día que su bar de confianza se ha convertido en un casino barato for exigencias comerciales), pero sólo por eso no es de recibo crucificar al film. En definitiva, una película que, como casi todas de esta lista, se tendría que haber merecido más.



STARSHIP TROOPERS (LAS BRIGADAS DEL ESPACIO) (Starship Troopers, 1997)
Dir.: Paul Verhoeven.
Prot.: Casper Van Dien, Denise Richards, Dina Meyer, Michael Ironside.

"Starship Troopers" debe de ser una de las obras más incomprendidas de la historia, junto a "El Príncipe" de Maquiavelo y la bibliografía completa de Nieztsche. Aunque no se puede decir que fuera un debacle sorprendente. ¿Qué puede salir si juntamos a uno de los directores más viscerales, subversivos e insolentes del panorama hollywoodiense, una novela rayana en el parafascismo, ultraviolencia, desnudos... y las caras más guapas de los culebrones adolescentes americanos?

Antes de que a alguien se le ocurra la respuesta, voy a darla por vosotros. Un fracaso.

La película nos presenta un futuro aparentemente utópico donde todo el mundo es rico, guapo, feliz, y tiene una dentadura perfecta. Las ciudades están colmadas de altas torres de cristal y acero que se elevan desafiantes hacia el cielo, la tecnología está en un momento cumbre, todos son felices, guapos, impecablemente vestidos y tienen seguro dental a todo riesgo. Qué guay, ¿no? Pues no. Este perfecto y ordenado mundo tiene un pequeño inconveniente: esta regido por una rígida dictadura militar, camuflada de democracia populista: sólo los veteranos militares tienen derecho a voto. Este hecho, que en la novela original le servía a Heinlein para rellenar 300 páginas de retórica jingoísta y probélica, es utilizado por Verhoeven para retratar la paja nazi defiitiva, al igual que Norman Spinrad hizo lo propio mofándose de las historias clásicas de la "Edad Dorada" de la ci-fi (edad a la cual, mira tú, pertenece "Starship Troopers". Qué cosas, oye) en su terrorífico "El Sueño de Hierro" (de largo, la novela más perturbadora que me he leído en lo que llevo de año. Y si no, relean la crítica que puse hace un tiempecillo). Y, al igual que Spinrad, no deja títere con cabeza.

La historia sigue los avatares de una serie de reclutas en el ejercito de la Federación Terrena: Johnny Rico, Cármen Ibáñez y Dizzy Flores (entre otros). Su vida cambia el día que una raza de alienígenas arácnidos decide atacar la Tierra, y son movilizados para combatir en la guerra. Donde, como en la vida real, sólo encontraran dolor.

Como decíamos antes, esta película fue muy malinterpetada. Principalmente por la extrema sutilidad que muestra: la mala leche y la bilis que destila están escudadas tras una barrera de alegre caramelo y dulces colores pastel. La Federación se nos presenta como un lugar idílico, deseable incluso. A pesar de que sólo los veteranos puedan votar, un civil normal no tiene ninguna restricción en sus derechos civiles. Luego empezamos a ver la fea cara debajo del rostro bioesculpido de la Federación. La censura impera en todas partes, siguiendo unos patrones de moralidad estrictos. La propaganda campa a sus anchas, recordando a la población en todo momento cuán bueno es su gobierno y cuán malvada es la especie alienígena a fumigar. Los juicios rápidos (nada de esas tonterías que tenemos aquí: llegas, te delcaran culpable y te mandan a la silla eléctrica. Ejecución radiada por las ondas estatales inclusive) hacen de la ley su coto de caza particular. Y el estamento militar introduce sus tentáculos en cada uno de los aspectos de la sociedad. Véase si no ese terrorífico anuncio donde, bajo la bandera del lema "Un mundo que funciona", unos veteranos reparten a una panda de ilusionados niños burgueses puñados de balas de sus rifles, como si de montones de dulces gominolas de plomo se tratase. Como decíamos, la paja nazi definitiva... pero una fantasía masturbatoria sospechosamente parecida al sueño húmedo de tu neocon medio. Sólo en los momentos que la crudeza y la violencia sin sentido de la guerra (genialmente retratada con los gráficos efectos especiales de Phil Tippet) invaden el horizonte, la frágil máscara de belleza artificial cae hecha pedazos y se muestran los gusanos devorando la pútrida carne muerta de la verdad tras este envidiable mundo.

Ya lo demostró Aldous Huxley hace años, y Paul Verhoeven nos lo vuelve a recordar. Las utopías son tramposas por definición.

(Esta es la primera mitad del artículo. La segunda mitad será publicada próximamente).

Saludos desde OK Corral

domingo, agosto 20, 2006

Clash of the Titans

Atención, señores, que esta posiblemente sea la noticia del año. Es posible -o no- que recuerden el desafío de Uwe Boll a sus críticos. En el caso de que se mantengan descolgados de la actualidad cinematográfica, les haré un breve resumen. Hará unos meses Uwe Boll, harto de las críticas feroces que recibían sus películas, decidió lanzar el guante de duelo a sus detractores: aquellos críticos que lo desearan podrían mandar sus perfiles, y cinco de la lista de contendientes se curtirían a ostias con el insigne destrozafranquicias. En la lona. Bajo el lema "Cuando no se puede defender una película con argumentos, lo mejor es recurrir a las OSTIAS", cinco desafiadores trataran de romperle los piños al odiado germano. El hecho de que Boll fuera púgil en su juventud (¿visión de futuro, tal vez?) parece inclinar la balanza a su favor, pero no conviene subestimar el poder de la mala leche. Un tipo cabreado puede hacer más daño que uno entrenado.

La cuestión es que uno de los elegidos para la gloria, uno de los envidiados púgiles, será nada más y nada menos que Carlos Palencia, a.k.a. Oso55, webmaster de CineCutre, y conocido de este servidor de ustedes. Según este blog que ha abierto para narrar sus próximas dos semanas de entrenamiento, y esta entrevista que concedió a GameProTV, la plana mayor de CineCutre decidió mandar una solicitud en plan de coña cuando se dio a concoer el reto de Boll. Sorprendentemente, a Boll le gustó Cinecutre (¿Sorprendentemente? Vaya tontería. ¿Acaso a alguien NO LE GUTA CINECUTRE.COM?), pero no podía ir a España para rodar las escenas. Al cabo de los meses, Boll lamó de nuevo a Carlos y cia.: iba a presentarse en el Festival de Cine Fantástico de Málaga, para presentar Bloodrayne, y podría rodar la pelea allí Si el quería. Naturalmente, Carlos aceptó, y lleva preparando la contienda desde entonces.













Uwe Boll vs. Oso55: dos gigantes en ruta de colisión...

Naturalmente, desde aquí pensamos darle todo el apoyo posible a Carlos en su dura pugna con el gigante teutón. En todos los foros de la red las apuestas están a favor del Dr. Uba , incluso el propio Carlos admite que va recibir una salva de ostias de Uwe, pero, no podemos evitar pensar que el privilegio de ponerle un ojo morado a uno de los seres más odiados de Occidente sin buscar en la sección de "Demoliciones instantáneas" bien vale unos dientes partidos. Y quien sabe, nadie daba un duro por Rocky Balboa.

GO OSO GO!!!
Saludos desde OK Corral.

martes, julio 04, 2006

Do the Evolution

En ocasiones he expresado el desencanto (más bien asco) que me produce el ser humano como especimen evolutivo en general. Jamás llegaré a entender cual es la función de un sistema moral y de valores en un organismo equipado con la misma tecnología punta en instintos de rapiña que la hiena media, a no ser que sirva como una retorcida y particularmente basta herramienta de selección natural; una manera para diferenciar a los que se guían por los cánones de su propio bienestar y los que prefieren tener un miras un poco más amplias. Fuertes y débiles; más aptos o menos; o como digo yo, listos y gilipollas. No es de extrañar que se den tantas divergencias, psicosis, taras y alteraciones varias en muchos seres humanos; la capacdad de la psique para contener moralidad, instintos, reglas sociales que nos inventamos para alejarnos lo más que podemos de nuestros primos menos evolucionados y, en algunos casos, normativas religiosas, tiene un límite. Cuando el dique se presiona demasiado, revienta... y deja fluir la corriente en el sentido que llevaba antes de la implantación de unas barreras artificiales socialmente aceptables. Decía Hobbes que homo homini lupus est, pero se equivocaba. El hombre es la mayor plaga vírica que azota a esta pelota de barro soldificada que flota a 150 millones de kilómetros de un reactor nuclear de varios millones de kilómetros de diámetro. Como diría Ellen Ripley, "no sé cuál especie es peor. Al menos ellos no se matan por un porcentaje".

Si alguien se extraña de que ahora me encuentre en un humor tan sombrío, podría entenderlo si se hiciera un favor a si mismo y fuera al cine a ver esa clarificadora y descarnada película que es "El Señor de la Guerra". Si hay algún fulano despistado que todavía no sabe de qué va la película, aquí va una breve sinopsis: Yuri Orlov es un traficante de armas. Su oficio es ese: vender mil maneras de despedazarse a dos partes implicadas deseosas de arrancarse las tripas a bocados si hiciera falta. Cualquiera podría pensar que se trata de un hijoputa de tomo y lomo, pero lo cierto es que no. Es un tipo majo, simpático, del tipo con el que intercambiar una conversación y un par de copas en el bar del aeropuerto que te lleva a casa de nuevo. Un hombre amante de su familia, que idolatra a su mujer y que se horroriza ante la idea de que su hijo juegue con pistolas de juguete. Un tipo majo, como decíamos. Para él, su trabajo es una forma como otra cualquiera de ganarse la vida; en sus propias palabras, simplemente está supliendo una de las necesidades básicas del ser humano. La de abrirle la cabeza al vecino cada vez que te birla una jugosa hembra, o pisotea tus terrenos, o toca lo que es tuyo, o te mira mal, o es más feo que tú, o... No importa, la cuestión es dar rienda suelta a todos tus deseos atávicos de muerte y destrucción. Thanatos. Y Yuri Orolov es bueno en ello.

La película no se limita a dar un día a día concienzudo de las actividades de Yuri, más bien se esfuerza en reflejar su auge y su caída. Su primera venta de armas (que él cínicamente compara con el primer polvo: no tienes ni idea de lo que estás haciendo, pero se trata de algo de lo más emocionante), sus primeros pasos en el mundo del comercio de armas, la incipiente de drogadicción de su hermano Vitaly, su llegada a la jet set del tráfico armamentístico, la caída del Muro y la apertura del arsenal soviético a explotadores y especuladores ("el mayor atraco de la historia"), la consecución de su sueño primerizo de casarse con la modelo Ava Fontaine... y su descenso dantesco personal.

Posiblemente, este repaso sarcástico e irónico del estado actual (y perenne) del mundo se da cuando, cautivo, sin familia, sin hermano, sin mujer, sin hijo... le explica lo que va a pasar a continaución. Crees que me juzgarán, me condenarán y me pasaré el resto de la vida en la cárcel. Pero dentro de cinco minutos va a venir un alto cargo del ejército y va a utilizar su autoridad superior para que me liberes. Posiblemente te preguntarás por qué. Porque el gobierno me necesita. Puede que trate con algunos de los hombres más crueles, despiadados y sanguinarios del la Tierra, pero algunos de esos hombres son enemigos de nuestros enemigos. Y el gobierno necesita a alguien que sirva comosu mano ejecutora en esta clase de trabajos difíciles, y que pueda dar la cara en los medios si algo sale mal. "Mirad a este hombre. Es malvado. Vende armas a los africanitos subdesarrollados. Acabamos de hacer del mundo un lugar mejor al atraparlo". Y mientras tanto, miles de toneladas de armas se envían a todas las partes del planeta. Soy el coco, soy la imagen del capitalismo. Soy necesario.

Pero claro, alguien bienintencionado y optimista se dirá al salir de la sala de cine que sólo es una película, una visión del mundo. El mundo se puede cambiar. Sólo hay que buscar la iniciativa, la fuerza y la voluntad. Una Humanidad unida puede vencer a sus genes. Podemos pensar en el mañana. Podemos cuidar del planeta, y vovler a hacerlo florido y hermoso, y podemos cuidarlo, y cuidar de nosotros mismos, y desterrar la guerra, la violencia y todos los instintos agresivos que nos dominan y dominan nuestras vidas.

Es como pensar que el títere puede cortar los hilos que le unen al titiritero. Uno no se despierta un día y se deshace del producto de varios millones de años de evolución con un par de pastillas y sonrisitas beatíficas. Este grillete, el que nos une a la animalidad, lo llevaremos hasta el fin de nuestros días.

Do the Evolution, baby.

PD: Y como regalito, la banda sonora recomendada del artículo. Disfruten.



Saludos desde OK Corral.

viernes, junio 23, 2006

Esquirlas de pasado

Es sorprendente cómo a veces las certezas más grandes y terribles de nuestra existencia vienen a veces presentadas por los hechos más intrascendentes. A veces, desearíamos estar más lejanos del pasado de lo que en realidad estamos, inconscientes de que, hagamos lo que hagamos, los hechos ya acontecidos son como un estigma indeleble tatuados en nuestros edificios, nuestra sociedad, y en nosotros mismos. Somos hijos de nuestro pasado, presos de la cárcel de la historia, y no podemos escapar. Non plus ultra.

Viendo la película La caja de música, una impresionante película del no menos impresionante director francogriego Constantin Costa Gavras, llegó hasta mi una de esas revelaciones que resultan mucho más iconoclastas cuanto más simples son. Mientras la protagonista, Jessica Lange, pasea meditabunda, dudosa (¿es su padre culpable de esos pavorosos crímenes de guerra? ¿es inocente? ¿y las pruebas? ¿en qué parte del trayecto deja de ser duda razonable para entrar en el campo de la horrible sospecha?) entre los pilares suspensorios del Lánchid, el Puente de las Cadenas húngaro, puente que -anteriormente- se nos ha presentado como escenario de numerosos horrores. Un hermoso puente, moderno, construcción del siglo XIX, a caballo entre la recia construcción tradicional de piedra y la vanguardista arquitectura del metal templado, hogar de fusilamientos, torturas. Violaciones con pedazos de cristal afilados. Familias enteras ahogadas en las aguas de un Danubio que Johann Strauss definió como azul y hermoso. Lágrimas, sangre; pedazos de masa encefálica calcificada manchan las piedras del puente. En ese momento un pensamiento claro, cristalino, atravesó mi mente.

"Yo he estado allí"

Un torrente de confusas sensaciones inundó mi cerebro. Podía ver a las familias enteras, unidas en un abrazo metálico por el alambre de espino, escarificando la piel de aquellos situados en la periferia. Los sollozos, las lágrimas, las miradas huidizas y aterradas, esquivando el rostro del gris verdugo que sonríe con indolencia con la muerte en la mano. Pensando, rogando y pidiendo que la bala no estuviera destinada a su cabeza, que fuera el de la derecha, o el de la izquierda, su destinatario, y odiándose por ellos. Deseando poder salvar a su hijo, evitar el aciago destino que le aguardaba a lo único que el mundo todavía no le había arrebatado. El cañón de la pistola, negro, extendiéndose despectivamente hacia delante, como un insulto a la existencia, escupiéndole a la cara a su terror e impotencia. Suena un estallido. Bang. El aire huele a pólvora y cordita, el detonador aún apesta a quemado en el ambiente. En tu mejilla , una sensación líquida ha empezado a fluir, no te giras, y no deseas saber si es sangre, lágrimas, o una combinación de ambas. Los espasmos de terror, antes controlables, ahora hacen su aparición, rotas las barreras del autocontrol. Suenan dos estallidos más. Bang, bang. El soldado baja su arma, aún humeante; intercambia fanfarronadas entre sus camaradas en un idioma incomprensible. Se le piensa mejor: levanta de nuevo el cañón, aprieta el gatillo, una víctima más. Una mujer empieza a gritar al cielo, pidiendo ayuda a un Dios que no contesta. Como respuesta, Dios envía la bota de uno de los soldados de uniforme gris.

La caída parece desarrollarse con parsimonia, como si el bulto humano atravesara un depósito de almíbar. La barandilla del puente se aleja a cada segundo, con ella los rostros burlones de los ejecutores. El río da una húmeda bienvenida, arrastrando a los supervivientes a su tenebroso fondo; unas solitarias burbujas de aire se separan del lastre desaparecido: las oleaginosas aguas se lo han tragado. En el horizonte, las llamas acarician un cielo plomizo, mientras este escupe bombas sobre los edificios intactos.

Todas estas imágenes cruzaron fugazmente mi mente. Y, repentinamente, tuve mucho frío.

Saludos desde OK Corral.