jueves, octubre 19, 2006

Al próximo que se queje de la LOGSE, le arreo

Pues eso. Que en Francia el bajo vulgo también es alegremente gilipollas.

Y si no se lo creen, miren esto:



Cortesía de El Eterno Aprendiz. Algunos días da por culo levantar la cabeza de la cama.

Saludos desde OK Corral.

domingo, octubre 08, 2006

Tombstone Express vuelve a abrir sus puertas.

(Música del día: Ennio Morriconne - The Man with the Harmonica)

"En la altiplanicie arcillosa, el único sonido audible era el silbido del viento: un susurro bajo y ominoso que hacía pensar de coyotes en los nichos de las imponentes mesas de la lejanía y de crótalos deslizándose con nocturnidad y alevosía dentro de las botas de los inconscientes vaqueros que se atrevieran a hacer un alto en aquellas tierras baldías y desoladas. Un sol sanguíneo empezaba a agachar su cansada testa bajo la línea de un horizonte que cada vez se difuminaba más, arrancando reflejos rojizos a la destartalada estructura de la estación de tren.
En realidad, calificarla de estación de tren era de conferirle una dignidad de la que carecía. No era mas que una docena de tablas desvencijadas y mal dispuestas situadas rudamente sobre la arena y un remedo de caseta para el guardés de la estación, que por el olor que emanaba de ella bien podría haber servido como un urinario público. Decenas de botas, mocasines, zapatos habían pisado las carcomidas tablas, pero ahora sólo sonaba el clic clac de las patas de algún alacrán ocasional.

Un silbido ululante empezó a solaparse tras el perezoso viento: un crescendo progresivo que empezó a inundar el desierto, acompañado de armónicos aplastantes, un ejército sónoro desplazándose con presteza hacia el apeadero. Con un chirrido mecánico, el de los pistones hidráulicos frenando el mastodonte vermiforme de metal que surcaba el paralelo de acero, el tren llegó a la estación. No le esperaba ni correo, ni equipaje. Sólo el descenso de un solitario pasajero justificaba la parada; así pues, cuando los pies del extraño pisaron las polvorientas tablas, las ruedas del ferrocarril prosiguieron, perezosas, su camino.
El extraño no se movió, ni cuando el tren desapareció en el horizonte y su aullido cacofónico dio paso a la quietud suave y lánguida del desierto. Estaba recordando por qué había decidido volver, paladeando olores y sonidos antiguos para él: el herrero forjando herraduras en el final de la solitaria calle, el olor a bosta de caballo y cuero quemado transportado por el viento, un ligero ajetreo en el salón. Había vuelto a casa. Ondeando su gabán en la suave brisa, se encaminó hacia su hogar para comunicar que el Forastero estaba de nuevo en el pueblo."

Así es, damas y caballeros. Tombstone Express vuelve a abrir sus puertas. En la estación del tren, se abren de nuevo las taquillas para comprar billetes, el sheriff reune a sus alguaciles para poner en vereda a posibles alborotadores, y el alcalde viene a recibirles de nuevo con los abrazos abiertos, fraternal. Tras una estancia de casi un mes en mi terruño (Zaragotham City, para los que no lo sepan), y un par de días disfrutando de la hospitalidad ribereña de esa maravillosa localidad llamada Sitges (y disfrutando como un loco de su plantilla cinematográfica, of curs), hemos venido con nuevos ánimos, acercándonos ya a (tachán, tachán), el primer aniversario de este humilde blog. Como adelantado regalo de cumpleaños (pero perfectamente válido regalo de no-cumpleaños), venimos con novedades. Aprovechando la apertura de ese primo hermano sonoro de YouTube que es GoEar, he decidido incorporar a mis artículos banda sonora. Una adición que espero les agrade.

Y sin más dilación, Tombstone Express se puede considerar operativa de nuevo.

Saludos desde OK Corral.